SOMOS UNICOS Y VALIOSOS

 

 El amor por uno mismo arranca del amor incondicional de nuestros padres; somos valiosos por el simple hecho de existir y poder desarrollarnos como personas.

            En ocasiones, creemos necesitar razones para amarnos, aunque la rotunda verdad es que el amor lo merecemos tan solo por el mero hecho de nacer. Dicen los expertos que en los primeros años de vida es cuando se gesta el patrón de la autoestima que dominará toda nuestra vida adulta.

En el útero materno, las necesidades del niño se colman naturalmente y su expectativa respecto al mundo es que será bienvenido y recibido con amor.

 

“Amarse a si mismo es una

aventura que dura toda la vida”.

(Oscar Wilde, escritor irlandés)

 

            Cuando eso ocurre, el resultado es el bienestar. El bebé se siente en el cielo, todo está bien y el mundo es coherente. Incorpora naturalmente que, por el hecho de ser, hay una serie de cosas a las que es legítimo aspirar, como la felicidad y el amor incondicional. No necesitará razones para amarse a si mismo, simplemente dará por hecho que lo natural es sentirse especial y valioso en su entorno familiar, y tenderá a apreciar y a cuidar al prójimo de la misma manera.

            Seria deseable que todos, por el mero hecho de nacer, tuviéramos la oportunidad de experimentar así la infancia, pero la realidad es que los que han vivido pueden considerarse afortunados.

            Esto no quiere decir que las personas que no han “mamado” desde pequeños el amor les sea imposible recuperarlo de adultos. Mas bien al contrario, podemos considerar la conquista de la propia autoestima como un reto apasionante. Un proceso que se puede vivir conscientemente cuando aprendemos a conocernos, puesto que no se puede amar realmente lo que no se conoce.

            El hombre es el ser viviente mas completo del planeta. Posee mas capacidades que el resto de las especies y, sobre todo, posee la conciencia de sí mismo.

            La superioridad del hombre le otorga al mismo tiempo un poder y una responsabilidad con respecto al cuidado y mantenimiento del planeta. Todos nacemos con asombrosas herramientas. Poseemos una mente con infinitas posibilidades de creatividad, un corazón con el que amar y apreciar lo que nos rodea y un cuerpo con el que moldear la materia. Y, de todo ello, aun no conocemos todo su potencialidad, estamos en fase de descubrimiento de lo que somos capaces de dar, darnos y recibir.

 

“Hay que esforzarse por ser

el mejor amigo de uno mismo

porque, a veces, nos maltratamos”.

(Roderick Thorp, novelista EEUU)

 

            Podemos pensar, razonar, comprender, imaginar y aprender gracias a nuestra mente; también grabar experiencias pasadas, proyectar las futuras, visualizar nuevas maneras de experimentar, enfocar todo en un objetivo constructivo y planificar la manera de hacerlo realidad.

            Pero además, tenemos la capacidad de sentir diferentes tipos de emociones, de intuir, de empatizar con los demás, de amar, de hacernos felices o desgraciados a nosotros mismos y también de ser conscientes del proceso.

            Gozamos de la oportunidad de disfrutar de la vida y valorarla, de labrarnos un futuro, de planear nuestro destino.

            Aprendemos a adaptarnos al medio, a resolver problemas, a trabajar en sociedad, a conectar con la naturaleza, a entregarnos tanto al amor como a los sueños, a generar abundancia.

            Poseemos una capacidad infinita para crear belleza y transformar el entorno y, a su vez, aprendemos a apreciar lo bello.

            El hombre tiene la oportunidad en su existencia de aprender y experimentar cualidades y valores tales como la humildad, el amor, el respeto, la integridad, la empatía, el optimismo, la alegría, la pasión, la comprensión, el valor, la inteligencia, la paciencia, la tolerancia, la dulzura, la intuición, la libertad, el respeto, la sencillez, la entrega, el trabajo, el altruismo o la gratitud. Cada ser humano es una combinación única y valiosa de todas estas capacidades y cualidades.

            Cada persona puede hacer de si mismo un rey o un mendigo, puede elegir lo que desea ser. Ahí radica su grandeza. Pero además puede trabajar para que, en la medida de lo posible, otros tengan la oportunidad de desarrollarse al máximo.

            No es que me haya olvidado de que también existe en el mundo lo contrario a todo esto, pero lo mas emocionante de todas nuestras capacidades es la de poder elegir lo que deseamos hacer de nosotros mismos y del mundo en que habitamos. Eso no lleva a la necesidad de aceptar la responsabilidad de todo lo que pensamos, sentimos y hacemos por nosotros y por el mundo.

            Lo que mas apreciamos y amamos en los demás, las cualidades, capacidades y virtudes que mas admiramos son las que nuestro corazón ansía desarrollar y experimentar en nosotros mismos.

            Seremos mas felices en la medida en que encarnemos lo que mas amamos y eso requiere un trabajo personal y consciente para reconocer, valorar y transformarnos a voluntad en lo que mas estimamos. Partimos de la base de que no se puede valorar algo que no se ha conocido en alguna ocasión. Cada uno podría hacer una lista de las cualidades que mas admira en los demás, las capacidades por las que siente mas veneración.

            Si somos capaces de apreciar ésas cualidades, significa que en alguna parte de nosotros yacen esperando ser descubiertas para hacernos crecer y evolucionar. Una vez reconocidas en el exterior, se trataría de reconocerlas y desarrollarlas en uno mismo, ponerlas en practica en las pequeñas cosas de todos los días y aprender a apreciarlas en nosotros mismos.

            La admiración y el respeto por uno mismo se produce cuando somos capaces de generar buenos sentimientos hacia nosotros a través de nuestras propias obras, sin necesidad de nada ni nadie externo que nos otorgue valor.

            Cuando nuestros pensamientos, sentimientos y acciones coinciden con los valores que mas apreciamos, la felicidad se convierte en algo que fluye inagotable en nuestra vida y, además, es independiente de los acontecimientos externos.

            Nada ni nadie puede hacer mella en alguien que conoce la manera de mantenerse en paz y armonía con sus propios valores, pensamientos, sentimientos, actitudes y acciones. Y ese es un proceso que todos y cada uno podemos emprender y desarrollar creativamente.

 

 

Beatriz F. del Casillo

(Terapeuta y creadora del método

de autotransformación)